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Malbec y Argentina: comprende la relación entre la uva y el país

Cuando uno piensa en Malbec, la asociación con Argentina es inmediata. Pero la variedad, que tan buenos resultados ha dado en el país andino, nació en el suroeste de Francia. La cepa, conocida localmente como Côt, es originaria de la región de Cahors, cerca de los Pirineos, a 300 kilómetros de Burdeos, la emblemática región vinícola francesa.

La historia de la uva Malbec

La cepa fue introducida en la región por los antiguos romanos en el siglo II de la era cristiana, y el vino producido a partir de ella ganó prestigio y se convirtió en un artículo de élite hasta la Alta Edad Media. Aún hoy, el Malbec se sigue cultivando en Francia, pero en un papel secundario, siendo una de las variedades autorizadas en la A.O.C. Burdeos y obligatoria en la A.O.C. Cahors.

El camino que la trajo a Argentina pasa por una serie de acontecimientos climáticos y biológicos, que comenzaron con la gran plaga de la filoxera, un tipo de pulgón que diezmó los viñedos de toda Europa en el siglo XIX, y que dificultó el cultivo de esta variedad, haciendo que los productores de la región la sustituyeran por el Merlot, más resistente a las enfermedades y con cosechas más regulares.

Pero fue un acontecimiento histórico el que selló el destino de la uva.En 1851, a Luis Napoleón, primer presidente de Francia, se le impidió presentarse a la reelección y dio un golpe de Estado, estableciendo un imperio y declarándose Napoleón III. El golpe obligó elexilio del agrónomo francés Michel Aimé Pouget, que se instaló en Chile y comenzó a cultivar uvas francesas, entre ellas Malbec.

En 1853, Pouget recibió una oferta del gobierno de Mendoza para reproducir variedades francesas en la Quinta Normal de Mendoza, una escuela de formación para agricultores.

Fue un largo período de trabajo e interacción entre hombres, plantas, suelos y clima hasta que el Malbec se adaptó al terruño argentino.

Hasta la década de 1980, el vino producido en Argentina con Malbec se almacenaba por años en barricas de madera, lo que le confería un carácter oxidado y, como consecuencia, cierta mala fama en todo el mundo. Hasta que, en 1982, un tal Nicolás Catena, mendocino de familia tradicional de bodegueros, probó vinos equilibrados, afrutados y sin oxidación, similares a los franceses, durante una visita a las propiedadesde Robert Mondavi en California.

Le fascinó la posibilidad de crear vinos con esas características fuera de Francia. Cuando regresó a Argentina, se dedicó a elaborar vinos con este perfil. En 1994, lanzó el primer Malbec 100%, provocando una revolución en la industria vinícola argentina que situó al país en la ruta de los principales productores del mundo. Por eso, en Argentina, cuando se habla de Malbec, se habla de A.C. y A.D., es decir, “antes de Catena” y “después de Catena”. Para ser justos, el visionario Nicolás es conocido como el padre del Malbec.

Desde 2011, la variedad es la más cultivada en el país, posicionándose como líder mundial en volumen, calidad y exportaciones. Ese mismo año, se estableció el 17 de abril como el Día Mundial del Malbec.

La fecha hace referencia al día en que se presentó ante la Legislatura Provincial Argentina, en 1853, una solicitud para la liberación de nuevas variedades de uva. Este fue un hito en la transformación de la vitivinicultura del país y el punto de partida para el desarrollo de esta variedad.

Tintos

Para lograr un buen desarrollo, el Malbec necesita crecer en zonas de gran altitud, con mucha exposición al sol, poca lluvia y una extensa amplitud térmica. En Argentina, la cepa crece en un clima desértico, protegida de la lluvia al oeste por la cordillera de los Andes y al este por la pampa, por lo que se usa la irrigación.

Más de la mitad de los viñedos tienen cepas de más de 25 años, lo que aporta calidad y complejidad al vino. Luján de Cuyo, primera Denominación de Origen de Malbec, alberga el mayor número de viñas viejas de esta variedad.

Los vinos tintos de Malbec tienen un color rojo muy oscuro con reflejos violáceos, y aromas afrutados queremiten a frutas negras maduras como mora y ciruela negra; especias como clavo, vainilla y pimienta negra; y matices florales de violeta.

Además, se benefician del envejecimiento en madera, ganando notas de tabaco y cacao.

En las regiones de menor altitud, los vinos tienen más cuerpo y la fruta negra está más presente. Las regiones de mayor altitud originan vinos más elegantes, con aromas más frescos y florales. Las zonas más frías tienden a originar Malbec con aromas más afrutados, que van desde la fruta fresca, a la mermelada y la gelatina.

Por otro lado, las zonas cálidas dan origen a un Malbec más picante, con notas de clavo, pimienta y hierbas aromáticas.

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