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El Arte de la Enología: Las Botellas de Vino

El universo del vino es un tesoro de tradiciones, historias y curiosidades, en donde cada detalle puede ser un descubrimiento. Entre estas curiosidades se encuentran los diferentes tamaños de botellas que albergan esta preciosa bebida.

Cada tamaño tiene un propósito y un significado, muchas veces remitiendo a personajes bíblicos y leyendas antiguas, revelando la profunda conexión entre el vino y la cultura humana.

¡Vamos a develar algunos de estos misterios! 

Comenzando por la botella estándar, de 750 ml, siendo la más común y usada a nivel mundial. Su historia se remonta al siglo XIX, en Francia, cuando la producción masiva de botellas llevó a la estandarización de este tamaño. No se sabe exactamente el porqué de este volumen. Algunos dicen que

esta medida fue cuidadosamente escogida para que una persona pudiera saborear una botella de vino durante una comida; otros afirman que 750 ml era la capacidad pulmonar de los vidrieros (artesanos que producían botellas, soplando con frecuencia para darle forma al recipiente). 

Sin embargo, la teoría más aceptada se refiere al fuerte vínculo comercial entre Francia e Inglaterra: la medida de 6 botellas (totalizando 4.5 L) era equivalente a 1 galón inglés (y 6 botellas se encajaban fácilmente, auxiliando en la comercialización). Así, se volvió un punto en común para el comercio, involucrando las medidas de los dos países. 

A partir del tamaño estándar surgen entonces sus múltiplos derivados.

Estos son: 

La botella de Piccolo es la más pequeña disponible comercialmente, con alrededor de 187 ml. Equivale a una copa de vino y generalmente se usa en degustaciones individuales, catas en viajes o eventos especiales.

La media botella, o Demi, tiene 375 ml, equivalente a la media botella estándar. Es una opción popular para servir vinos en restaurantes, especialmente vinos más caros, ya que una botella entera puede ser demasiado para una persona. 

La magnum, con 1.5 L, ha ganado cada vez más popularidad. Magnum, del latín “grande”, refleja el doble tamaño en relación con la botella estándar. El probable origen de este formato viene de las regiones vinícolas francesas, donde en el siglo XVIII botellas de 1.5 L se usaban en algunas ocasiones especiales.

A partir de entonces, la tradición se expandió, especialmente entre productores de vinos fi nos y espumosos de alta calidad, volviéndose un símbolo de celebración y prestigio. 

Otros tamaños aún mayores, como el Jeroboán (o doble magnum), con 3 L, y el Roboán, con 4.5 L, también se encuentran y reciben nombres inspirados en fi guras bíblicas - Jeroboán y Roboán fueron reyes de Israel. 

Aún mayores, está la botella de Matusalén (o Imperial), con 6 L, y la de Salmanasar, con 9 L. La Matusalén rinde homenaje al patriarca bíblico, que vivió la vida más larga mencionada en la Biblia, con 969 años, simbolizando sabiduría y longevidad.

En cuanto a Salmanasar, recibe el nombre de Salmanasar V, rey asirio. Ambos tamaños generalmente se asocian con vinos espumosos de alta calidad, ideales para celebraciones majestuosas. 

‘PLUS SIZE’ 

Los tamaños aún van más allá, con las siguientes botellas: Balthazar, de 12 L; Nabucodonosor, de 15 L; Melquior (o Salomón), de 18 L; y Melquisedec (o Midas), de 30 L.

Estos tamaños se ven sólo en ediciones especiales o eventos únicos en el mundo del vino. La relación con personajes de la Biblia agrega una capa de signifi cado simbólico y espiritual a los vinos contenidos en estas grandiosas botellas, resaltando su importancia en ocasiones especiales y festivas.

Además, esta tradición de asociar nombres bíblicos a botellas de vino se remonta a una época en que la Iglesia y la religión desempeñaban un papel central en la vida cotidiana de las personas.

FUERA DEL PATRÓN 

Alejándose de los múltiplos de la botella estándar: ¿Por qué las botellas de 500 ml (también llamadas Jeanne) se usan normalmente para vinos de postre y cosecha tardía? 

Esta elección es cuidadosa y lleva varias razones signifi cativas. Los vinos de postre tienen características distintas, pues son más intensos, dulces y ricos en sabor que los vinos tintos o blancos secos. Como se aprecian en menor cantidad después de las comidas, las botellas de 500 ml son ideales, permitiendo una experiencia más apropiada y sin desperdicio.

Otro factor relevante es la larga vida útil de estos vinos especiales. Con altos contenidos de azúcar y otras particularidades de vinifi cación, estos vinos envejecen con gracia, ganando complejidad a lo largo del tiempo.

Las botellas de 500 ml posibilitan que cada degustación sea tan placentera como la anterior, pues mantienen la calidad de la bebida mientras evitan que el exceso se abra y desperdicie. 

Además, en eventos de cata de vinos o como regalos especiales, las botellas de 500 ml sobresalen por su elegancia y exclusividad. Esta elección demuestra el cuidado y la dedicación de los productores en ofrecer vinos de alta calidad en formatos que valorizan la experiencia única que estas bebidas proporcionan. Algunos ejemplos son el Tokaji, de Hungría, y el Sauternes, de Francia.

Cada tamaño de botella cuenta una historia, desde la tradición francesa del siglo XIX hasta las leyendas bíblicas y las experiencias de degustación contemporáneas.

Cada botella es un viaje por un mundo de encantos, en el que el vino es el protagonista, y su formato, el escenario para catas inolvidables. Un brindis a las botellas de vino, pequeños baúles repletos de historia, que invitan a explorar, saborear y compartir la magia que sólo un buen vino puede proporcionar. 

Wine ofrece una variada gama de tamaños de botellas en su portafolio de productos, que incluye el piccolo, la media botella, el estándar y el magnum. Estos distintos tamaños están diseñados para adaptarse a la perfección a cada ocasión, brindando a los amantes del vino la fl exibilidad de elegir la botella ideal según sus necesidades y preferencias.

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