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Vino blanco: características y cómo maridar

Ultraversátiles, los vinos blancos son la elección adecuada para diversas ocasiones en las versiones más variadas. Los hay ligeros, sin escenario de madera. Están los estructurados, más aterciopelados, que sorprenden cuando se acompañan con alimentos considerados exclusivos de los tintos, caso de los carpaccios de pasta y carne.

Y, dentro de este mundo, la uva más tradicional es la Chardonnay, cuya versatilidad permite que cada país productor cree su propia versión.

Los vinos blancos son ligeros, frescos, se pueden servir más fríos, son más fáciles de armonizar y, al igual que los tintos, tienen diferentes estilos. ¡Aprenda un poco más y prepare la bodega para estos tentadores y refrescantes ejemplos!

Cómo maridar vinos blancos

En cuanto a la armonización, un punto importante a tener en cuenta es la acidez, mucho más destacada en los blancos que en los tintos -lo que permite que los blancos sean indicaciones perfectas para las nuevas fusiones con cocinas orientales con ingredientes y condimentos que, en la mayoría de los casos, son ciertas peleas con los taninos de los vinos tintos.

El segundo factor son los matices de salinidad y mineralidad presentes en algunos tipos de blancos, como los elaborados con Sauvignon Blanc. Con ellos, el sabor del marisco se pronuncia siempre mucho más agradable que con los tintos.

Finalmente, el tercer motivo es el frescor, que permite combinar con prácticamente todas las pastas y carnes, incluso las grasas, “lavando” la boca y aportando nuevas combinaciones de aromas al universo de las armonizaciones.

Ventajas de los vinos blancos

1- La frescura de los vinos blancos

La sensación de degustar una bebida más ligera, refrescante y un poco más fría es genial, sobre todo si viene el calor. Pueden sustituirlo vinos blancos muy ligeros y servirse a 8º C.

2- La versatilidad de los vinos blancos

Playa, piscina y ese batido de frutas son una combinación perfecta. Prueba a cambiar algún destilado de tu bebida preferida por algún blanco o espumante, el resultado es sorprendente. Asimismo, algunas etiquetas se encuentran en media botella (375 ml), lo que facilita su transporte y refrigeración.

3- Maridaje con vinos blancos

Como es más ligero y no contiene taninos, el vino blanco es más fácil de maridar y realza varios platos, como frituras, pescados y mariscos, quesos y salsas fuertes.

4- La practicidad de los vinos blancos:

Se puede guardar en una cubitera o incluso en esa hielera cuando estés en la playa, por ejemplo. Sin contar que ya vienen algunas botellas con el famoso tapón de rosca, lo que facilita el servicio en fiestas, barbacoas, playas y piscinas.

5- Los estilos de los vinos blancos:

Los vinos blancos, así como los tintos, tienen diferentes tipos y estilos. Los hay  de barricadas, jóvenes, frescos, afrutados, ligeros, más ácidos, menos ácidos, florales, aterciopelados, añejos, etc. Seguro que alguno de estos estilos te gustará.

Cómo se elabora el vino blanco

No en vano, el vino es el resultado de la fermentación alcohólica. Ahora bien, ¿sabías que los vinos blancos se pueden elaborar tanto con uvas blancas como con uvas tintas?

Esto es posible porque la pulpa de las uvas suele ser clara, sin pigmentos de color. Por lo tanto, cuando se utilizan uvas rojas, el líquido no puede tener ningún contacto con la piel.

Por lo general, tras la vendimia, que puede ser manual o mecánica, se llevan a cabo etapas como la separación y el despalillado. Esta última se realiza en una máquina denominada despalilladora y tiene como objetivo separar la uva del resto del racimo (raspones y hojas). Después de esta separación, comienza la producción de vino.

El siguiente paso es aplastar las uvas para extraer el jugo. Si se utilizan uvas tintas, se desechan los hollejos. Luego comienza la fermentación alcohólica.

Como hay producción de gas en la fermentación, los vinos tranquilos tienen la eliminación de gas durante el proceso. Después de la fermentación alcohólica, el vino puede pasar por la fermentación maloláctica, este paso no se usa mucho en los vinos blancos, pero puede ocurrir dependiendo del objetivo del enólogo.

Posteriormente, el vino se somete a una clarificación, para eliminar los sedimentos sólidos del líquido, y luego pasa a un período de estabilización y maduración. La maduración, que puede tener lugar tanto en recipientes de acero inoxidable, hormigón o barricas de roble, es un paso opcional, determinado por el enólogo.

Otro punto que establece el enólogo es el ensamblaje, si se trata de un ejemplar elaborado con más de una uva, este paso puede ocurrir en diferentes momentos del proceso, como por ejemplo, después de la fermentación o maduración. Posteriormente, el vino es filtrado, embotellado y comercializado

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